Raúl Cuero, el científico colombiano que tuvo la fortuna de la escasez
Por: CATALINA OQUENDO B. | 10:43 p.m. | 08 de Septiembre del 2011
Autor del libro 'De Buenaventura a la Nasa' es el primero de la serie Grandes Personajes Afro.
La imagen de su padre, muellero de Buenaventura vestido con traje de lana en el calor del puerto, sombrero Stetson y una infaltable plumilla de oro en el bolsillo aunque no supiera escribir, se coló por los pasillos de la mente del científico Raúl Cuero.
Era una tarde cualquiera en el laboratorio de Houston, donde Cuero ha investigado cómo se genera la vida en Marte y donde ha creado muchos de los 15 inventos que le han dado premios de la Nasa, cuando se le apareció ese recuerdo sobre su propio origen, sobre el proceso que lo llevó a él, desde una ciudad negra y pobre, a ser el prestigioso científico que es hoy.
"Este día lo he recordado mucho -dice-. Mi papá fue de los primeros negros en tener casa de cemento propia y le tomó 40 años construirla. Era un creativo. Cuando me di cuenta de que no sabía leer ni escribir, eso me afectó y me ayudó bastante. Pensé que a mi papá le había tocado sobrevivir y decidí que yo lo haría a través del conocimiento, que lo iba a exacerbar y a demostrar".
Lo cuenta por teléfono, una noche, desde Texas, y lo plasma también en su libro De Buenaventura a la Nasa, en el que hace el viaje de regreso a su tierra natal, al pupitre que compartía en la escuela con seis niños, a los días en que solo tenía para comprar chifirís (pequeños bananos), a las caminatas con su tatarabuela recogiendo plantas y a sus juegos con cucarachas, a falta de juguetes. A esa época en la que conoció lo que llama "la fortuna de la escasez".
Cuero habla casi susurrando sobre sus recuerdos más íntimos; luego sube la voz tan alto como él mismo para explicar conceptos como la creatividad y suele rematar sus largas disertaciones con carcajadas. Un sube y baja que hipnotiza por horas.
Un grande en la Nasa
"Mi vida no ha sido una lucha entendida como un esfuerzo; lo mío ha sido el gozo por la supervivencia, encontrar el descubrimiento diario: Make sense at of life" (darle sentido a la vida), dice en inglés, el idioma en el que hoy piensa.
Sus inventos le han dado sentido a la vida de muchos. Creó un bloqueador natural contra la radiación ultravioleta que será usado contra el cáncer de piel y podrán aplicarse los astronautas en viajes espaciales; inventó la tecnología con la que descontaminan la planta nuclear de Fukushima, en Japón, y la que se podrá usar para descontaminar el golfo de México de forma natural, entre otro descubrimientos.
Este hombre de 1,95 m de estatura y manos de basquetbolista, dice, creció en un pueblo "de negros felices", donde no sabían que les faltaban cosas. "La pobreza es ausencia de felicidad, así que en mi pueblo no éramos pobres: todos éramos iguales, no teníamos nada", sintetiza, y suelta la risotada, mientras camina por un parque de Bogotá.
El pequeño Raúl Cuero vivía feliz entre La Loma, La Relojera o la calle del Muerto, entre niños descalzos en la casa de su abuela Petrona, o con Memo Echeverry, su gran amigo paisa, al que le perdió el rastro.
"Cuando uno hace creatividad, se trasciende todo lo material. La creatividad es integración universal, no es solo conocimiento, es espiritualidad", dice Cuero, Ph. D. en Microbiología de la Universidad de Strathclyde, Reino Unido.
Su primera estación fue Cali, donde vivió un choque cultural. "Era la primera vez que veía a un negro triste", se carcajea. Ingresó a la Universidad del Valle gracias a sus buenas notas en el colegio Pascual de Andagoya, de Buenaventura, y se graduó como biólogo, con una tesis que le impulsó el siguiente paso.
Había investigado sobre botánica, tema del que se apasionó por su abuela, y gracias a eso se fue becado a la Heildelberg University, de Tiffin, Ohio (Estados Unidos).
Más adelante, haría el doctorado en el Reino Unido y no pararía su recorrido íntimo por el mundo, como le gusta decir. Ese mundo que se imaginaba de niño en Buenaventura, mientras aprendía geografía oyendo la Vuelta a Colombia, y que conoció primero como deportista, antes que como inventor.
En la década de los 70, Cuero fue un destacado jugador del baloncesto de las ligas nacionales del Colombia.
"El intelecto académico fue mi meta; los deportes, una manera de sobrevivir a la presión social, económica y étnica". Hoy, sin embargo, ni siquiera ve un partido ni lo echa en falta: está ocupado inventando. Se autodenomina un adicto a hacer inventos.
El valor de ser negro
A este científico, ser negro no es un tema que lo desvele. Tiene claras sus raíces, conoció a sus ancestros viviendo en África y explica que, al hablar, los negros hacen el acento en los verbos, en la acción: "Decimos 'me lo COMÍ', 'lo MATÉ' ", se ríe. Él se ha dedicado al verbo crear.
¿Qué le ha significado ser negro?
"Nunca estoy pensando en que soy un científico negro. Soy un científico universal -responde-. Lo que sí sé es que tengo unos atributos indelebles de pensamiento de una persona negra que no han sido diluidos".
Se refiere a la capacidad de los negros de crear en espacios y tiempos cortos, cosa que vio de sus padres en Buenaventura y corroboró en África.
"Nunca el negro ha trabajado con la abundancia, sino con la ley del mínimo", afirma, pero aclara que el pensamiento negro solo no le serviría de nada sin sumarlo a otras experiencias que lo llevan a ser lo que es hoy.
Cuero cuenta que tomó de los caucásicos la capacidad de abstracción y de los indígenas la observación, y fue juntando. Adora las palabras convergencia y universalidad. Las vive y las repite como mantra.
Su mayor invento
Hoy, el doctor Cuero es investigador y profesor de la Universidad de Prairie View A&M, en Texas, y del Centro para la Investigación de la Ingeniería de la Biología Sintética, SynBerg, que reúne a las universidades MIT, Harvard, Berkeley, Stanford y San Francisco.
Piensa y vive en Estados Unidos, pero, a pesar de ser más conocido afuera que en Colombia, tiene su cabeza en el país. Es aquí donde desarrolla lo que considera su mejor invento: los Parques de la Creatividad, un centro donde capacita a jóvenes para ser inventores. Varios de ellos ya han hecho descubrimientos y patentes. Ahora, piensa crear un think tank para el país y desarrolló una estrategia de tecnología para el desarrollo de Buenaventura, e invitó a empresarios y personalidades de su tierra a que trabajen en llave con él.
Cuero no cree que se le agoten las ideas: "La creatividad nace de los hechos, de la experiencia, y se traduce en la imaginación. A quienes se les agota es porque no son creativos".
En todo caso, él nunca pensó que llegaría a ser científico. El proceso y el gozo lo fueron llevando. "Cuando era chico, mis padres lo único que me decían era: 'si no aprendes a leer y a escribir, vas al muelle a cargar bultos' ", cuenta. Sin duda, les dio mucho más.
CATALINA OQUENDO B.
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
Tomado de el Tiempo
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