Algunas maquetas de grados novenos, tema ENERGIAS ALTERNATIVAS
Para los estudiantes de Tecnologia e Informática del Instituto Técnico Industrial Piloto Bogotá Colombia
viernes, 25 de marzo de 2016
miércoles, 9 de marzo de 2016
CUIDADO CON LO QUE HACE EN FACEBOOK
Si usted es de los que da like
a una página de Facebook para evitar maleficios, para ganar dinero o para
salvar a un niño en África, su ingenuidad es grande pero inofensiva; si, por el
contrario, comparte una foto de un supuesto violador o difunde información cuya
veracidad no le consta, usted, además de ingenuo, es sumamente irresponsable y
podría estar cometiendo un delito. Cuando usted comparte un contenido en
Facebook se responsabiliza por la información que está transmitiendo y, si esa
información es falsa, es usted quien está mintiendo.
Si usted es visitante asiduo de las redes sociales y no ha visto
el documentalFacebook Follies, se lo
recomiendo. Esta producción de CBC pone en evidencia los múltiples riesgos a
los que estamos expuestos los usuarios de Facebook, en la mayoría de
casos, por pura ingenuidad. Podrá sonar a cliché pero aun hoy, diez años
después de la democratización de esta red social, hay miles de usuarios en el
mundo que a diario ponen en riesgo su dignidad, su imagen pública y hasta en
ocasiones su propia integridad. En el documental, por ejemplo, se habla de un
joven político en Canadá que tuvo que renunciar a sus aspiraciones electorales
por unas fotos subidas de tono que había publicado en Facebook años atrás, o del ladrón que robó un
computador y tuvo la estupidez de publicar una foto del botín desde la cuenta
de su víctima.
En Colombia ha habido varios casos famosos también. Recuerdo, por
ejemplo, el de un universitario que se burló de la tragedia de unos niños que
murieron quemados en Fundación o el del célebre tuit del entonces senador Juan
Carlos Vélez que creyó una noticia falsa en la que se decía que habían muerto
37 personas en Colorado por sobredosis de marihuana. Si bien este último caso dio
pie a que algunos emprendedores con mucho tiempo libre crearán Actualidad
Panamericana, lo cierto es que, por lo general las consecuencias de estos
lapsus son muy negativas.
Los ejemplos que se han citado, pese a ser antonomásicos, no nos
han enseñado gran cosa: basta con que usted revise su timeline de Facebook o Twitter para encontrarse con cientos de
contenidos que hieren la propia dignidad de la persona que los publica o que
son una clara evidencia de la comisión de un delito como apología al
terrorismo, calumnia, injuria, pornografía infantil, suplantación de identidad,
difamación, etcétera. ¿Sabía usted, por ejemplo, que meterse a la cuenta de Facebook que su amigo dejó abierta y escribir
en su muro es un delito? ¿o que podría ir a la cárcel por hablar con demasiado
apasionamiento sobre lo que deberían hacerle a los violadores, asesinos o
delincuentes? ¿sabía que compartir un video de un linchamiento podría ameritar
un proceso penal en su contra?
Para la tranquilidad de este tipo de usuarios, la justicia de
nuestro país no tiene ni el tiempo ni el interés de investigar todas las
tonterías que se escriben en las redes sociales, pero que no haya una autoridad
seria y vigilante no nos permite actuar de forma deliberadamente irresponsable.
Desde el advenimiento de las redes sociales, los ciudadanos
comunes hemos pasado a desempeñar la función de los grandes medios de
información: producimos contenidos, damos nuestra opinión y difundimos
denuncias ciudadanas. Eso está bien en teoría, porque nos permite contrastar
contenidos, filtrar lo que no nos parece relevante, generar debates, exigirle a
nuestros gobernantes… El problema es que somos iletrados digitalmente y creemos
que tenemos derecho a esos beneficios que nos da tener al mundo conectado pero
desconocemos que, como fuentes de información, también tenemos ciertos compromisos
éticos con nuestros lectores.
Si usted es de los que da like a una página de Facebook para evitar maleficios, para ganar
dinero o para salvar a un niño en África, su ingenuidad es grande pero
inofensiva (lea: ¿Qué hay
detrás de la imagen de una niña enferma en Facebook?); si, por el
contrario, usted comparte una foto de un supuesto violador o difunde
información cuya veracidad no le consta, usted además de ingenuo es sumamente
irresponsable y podría estar cometiendo un delito. Cuando usted comparte un
contenido en Facebook se responsabiliza por la información
que está transmitiendo y, si esa información es falsa, es usted quien está
mintiendo.
En Facebook hay mucha gente que pone a circular
mentiras con intenciones variadas: algunos quieren mucho a algún político, a
otros les encanta generar pánico, otros cursis
escriben cualquier tontería y ponen en la publicación que lo dijo un gran
escritor como Saramago o García Márquez, todos quieren que su
publicación se difunda y encuentran en millones de ignorantes digitales al
público perfecto. Así se han difundido rumores de la muerte de algún famoso o
de la rifa del carro de Cristiano Ronaldo, o noticias como la de los bananos
asesinos que al consumirlos nos contagian de Sida, o de redes que trafican con
órganos humanos y luego de que han robado nuestros pulmones nos meten en una
tina llena de hielo, todas ellas, desde luego, falsas.
De tantos ejemplos que hay los que me parecen más graves son
aquellas denuncias de ladrones, violadores o asesinos: la gente comparte la
foto del ciudadano en cuestión porque quiere hacerle un bien a la sociedad pero
no se pregunta si la información es verídica, es como si algún desconocido
acusara en la calle a otro de ladrón sin tener ninguna evidencia y usted en
lugar de poner esa información en duda o llamar a la policía, le dice a otros
desconocidos que le consta que el acusado robó. Eso le pasó a Héctor Jacobi,
un argentino de 64 años acusado falsamente de abuso sexual, o a
Yenny Paola Castro, una bogotana
acusada de un supuesto maltrato infantil que nunca cometió y que por poco
le arruina la vida.
Por eso, así como somos paranoicos cuando vamos por la calle y
vemos gente sospechosa, también hay que ser precavido en las redes sociales
pues los riesgos en ellas a veces son mucho más altos. Para hacerlo sólo debe
evitar poner su información privada al alcance de todo el público, verificar
lo que va a compartir y preguntarse si los contenidos que lee provienen de
fuentes confiables.
Que no le pase lo que denuncia la Policía de Colombia en este video, en el que se
pone de manifiesto la vulnerabilidad de nuestra seguridad en Facebook.
Tomado de http://blogs.eltiempo.com/palabras-movedizas/2016/03/07/facebook-follies-los-riesgos-de-las-redes-sociales/
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